Por lo visto varias personas han levantado un correlimos de Baird en la ría de Ribadeo, provocando su huida e impidiendo así que otros observadores pudiesen disfrutarlo. Un hecho lamentable, denunciado por varias asociaciones ornitológicas, que cada vez se repite con más frecuencia.
Uno no imagina a Rabuñal o a Souza molestando una ave divagante que reposa en un intermareal, hasta el punto de provocar su marcha para siempre. Claro que los dos mencionados son NATURALISTAS (y de los más grandes que tenemos). Mientras que estos caza-fotos actuales son simples coleccionistas de fotos. Una tendencia que está matando la ornitología.
Desde principios de este siglo se han juntado varias circunstancias, como son la explosión de la fotografía digital, las redes sociales y la sobreinformación, que han favorecido la irrupción de una generación de "pajareros" con nulo interés naturalista. Simples cazadores de rarezas sin ética ni mayor interés que conseguir su foto para el facebook. Son nuestros "cazadores furtivos".
Es una pena, porque a todos nos gusta ver aves divagantes raras. Cómo no nos van a gustar! Pero algunos llevamos años denunciando el comportamiento incívico que acarrea la obsesión por las rarezas, que llega al extremo de falsificar fotografías de una polluela en Doñana (algo que me impactó cuando me enteré).
Hace poco guiando una excursión por la ría de Ortigueira nos acompañó un chico muy joven, casi un niño. Mientras los otros asistentes me preguntaban cosas sobre patos, zarapitos, nutria, etc, el chico no me hizo ni una sola pregunta o comentario relativo a la ría. Unicamente se dedicaba a mirar el teléfono, pendiente de las novedades en el grupo de "birders". Eso sí, durante el viaje en coche me comentó varios avistamientos de rarezas que habían tenido lugar esos días, pero sobre la importancia de la ría o de su población de acuáticas nada de nada, cero interés. Me imaginaba a mí mismo con su edad, guiado por un ornitólogo veterano al que poder acribillar a preguntas, viendo en cambio su nulo interés por todo lo concerniente a la ría y me dieron ganas de llorar, sinceramente.
En mi opinión para comprender un problema hay que acertar en su diagnosis. En el caso de estos caza-fotos el origen del problema es que nunca han sido naturalistas. Han entrado directamente en el mundo del "birding", de las listas de aves, de las fotografías, del facebook. Y esa es la diferencia con otros que primero nos hemos formado como naturalistas y, después, empezamos a hacer fotografía.
Sería deseable que entre los colectivos especializados en rarezas empezaran a fomentar el conocimiento de los hábitats y de la fauna en general entre sus seguidores. Me consta que algunos de ellos son personas con mucho tirón popular y seguro que serían capaces de despertar ese interés auténticamente ornitológico en la gente. Conocer los rasgos diagnósticos de una especie está muy bien, lograr una buena foto de una especie rara es cosa de mérito, pero quien se queda en eso es simplemente un coleccionista. Y estamos viendo a donde lleva esa obsesión por el coleccionismo.
O lo paran quienes tienen poder para hacerlo o irá a más. Creo que se me entiende.
Uno no imagina a Rabuñal o a Souza molestando una ave divagante que reposa en un intermareal, hasta el punto de provocar su marcha para siempre. Claro que los dos mencionados son NATURALISTAS (y de los más grandes que tenemos). Mientras que estos caza-fotos actuales son simples coleccionistas de fotos. Una tendencia que está matando la ornitología.
Desde principios de este siglo se han juntado varias circunstancias, como son la explosión de la fotografía digital, las redes sociales y la sobreinformación, que han favorecido la irrupción de una generación de "pajareros" con nulo interés naturalista. Simples cazadores de rarezas sin ética ni mayor interés que conseguir su foto para el facebook. Son nuestros "cazadores furtivos".
Es una pena, porque a todos nos gusta ver aves divagantes raras. Cómo no nos van a gustar! Pero algunos llevamos años denunciando el comportamiento incívico que acarrea la obsesión por las rarezas, que llega al extremo de falsificar fotografías de una polluela en Doñana (algo que me impactó cuando me enteré).
Escribano pigmeo (Emberiza pusilla)
Hace poco guiando una excursión por la ría de Ortigueira nos acompañó un chico muy joven, casi un niño. Mientras los otros asistentes me preguntaban cosas sobre patos, zarapitos, nutria, etc, el chico no me hizo ni una sola pregunta o comentario relativo a la ría. Unicamente se dedicaba a mirar el teléfono, pendiente de las novedades en el grupo de "birders". Eso sí, durante el viaje en coche me comentó varios avistamientos de rarezas que habían tenido lugar esos días, pero sobre la importancia de la ría o de su población de acuáticas nada de nada, cero interés. Me imaginaba a mí mismo con su edad, guiado por un ornitólogo veterano al que poder acribillar a preguntas, viendo en cambio su nulo interés por todo lo concerniente a la ría y me dieron ganas de llorar, sinceramente.
Collalba desértica (Oenanthe deserti)
Canon SX60 focal 1320 mm ISO:320 V:1/200 F:6,5
En mi opinión para comprender un problema hay que acertar en su diagnosis. En el caso de estos caza-fotos el origen del problema es que nunca han sido naturalistas. Han entrado directamente en el mundo del "birding", de las listas de aves, de las fotografías, del facebook. Y esa es la diferencia con otros que primero nos hemos formado como naturalistas y, después, empezamos a hacer fotografía.
Sería deseable que entre los colectivos especializados en rarezas empezaran a fomentar el conocimiento de los hábitats y de la fauna en general entre sus seguidores. Me consta que algunos de ellos son personas con mucho tirón popular y seguro que serían capaces de despertar ese interés auténticamente ornitológico en la gente. Conocer los rasgos diagnósticos de una especie está muy bien, lograr una buena foto de una especie rara es cosa de mérito, pero quien se queda en eso es simplemente un coleccionista. Y estamos viendo a donde lleva esa obsesión por el coleccionismo.
O lo paran quienes tienen poder para hacerlo o irá a más. Creo que se me entiende.