En dos semanas hemos pasado de tener noches semi-tropicales (con mínimas de casi 20ºC) a ver caer los primeros copos de nieve en la Cordillera Cantábrica. A juzgar por los datos de Meteogalicia es probable que también haya caído alguna "folerpa" sin llegar a cuajar en las cumbres más altas de Galiza: Os Ancares y Trevinca.
Desde luego en Ferrol se ha notado mucho el cambio, especialmente desde ayer, con una acusada bajada de temperaturas y un incremento de las lluvias.
Aún pueden venir días calurosos (ya hemos tenido 30ºC en octubre!) pero pinta que el otoño está llamando a la puerta. Poco a poco iremos dejando de ver insectos, reptiles o pájaros insectívoros como nuestros queridos alcaudones dorsirrojos. A cambio nuestros humedales se irán llenando de aves acuáticas invernantes y abandonarán ese aspecto tan solitario que presentan durante la estación reproductora.
Con el otoño llegarán también acuáticas más escasas en la Península pero que suelen visitar Galiza, como el colimbo ártico.
Se ha marchado el calor. Vienen meses de lluvia, de bajada de las temperaturas y de acortamiento en las horas de luz solar. Pero la cosa ornitológica permanecerá, acaso con mayor interés en nuestros ecosistemas litorales. Lamentablemente el otoño suele ser una época nostálgica y algo depresiva para un servidor. Este año va a traer muchos recuerdos y momentos muy duros. Al menos ya puedo dormir seis horas del tirón y sin tomar la pastilla. Para quien ha pasado lo que he pasado es toda una victoria.